tus piernas cruzadas se abren a medida que mi mano baja.
Que las ganas y la rabia sean nuestra bandera,
qué más da mientras enredemos las piernas en ella,
no todas las guerras acaban a tiros.
Tendríamos que reconocernos méritos,
por decir "Gilipollas" y "Te odio" con más sentimientos escondidos que cualquier otra palabra.
Dos personas que son capaces de mantenerse en silencio cerca podrán entenderse siempre como nunca otros.
Después de todo, nos dimos un beso en la mejilla, de esos de querer matar al que inventó los putos modales,
Ese manual de rituales practicados casi a diario, tan expuestos y programados, y nuestras ganas tan... pa´ti y pa´mi.
Supongo que esta es la realidad de toda la ficción de esta historia, recurrir a la locura como fuente inagotable de amor utópico.
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