Todos queréis la famosa fórmula de la felicidad
Y ¿Sabéis
que? No existe, está en ti el querer disfrutar de la vida o hundirte en cada
adversidad.
Os quedáis en la madriguera como conejos asustados viendo
como pasan los grandes cambios y las mejores sensaciones por miedos.
Yo saldría corriendo detrás de ellas aun cayéndome mil veces
en el camino, más satisfactorio es llegar al final o el simple hecho de haberlo
vivido.
Nuevos proyectos, nuevas metas, nuevas personas, nuevos
sentimientos, oportunidades…
¿Y lo dejáis pasar por miedo a sentir? ¿A cambiaros de
ciudad? ¿O simplemente porque teméis que esos bonitos esquemas que lleváis
construyendo desde que tenéis uso de razón queden totalmente destruidos?
Con lo bonito que es crearse una y otra vez, marcarte
objetivos un año tras otro, recomponer el corazón que creías que tenías roto,
viajar, conocer… Es increíble como dejáis pasar estas cosas mientras os quedáis
quietos esperando a que el “peligro” pase de largo.
Arriesgarse y vivirlo, esa es para mí la base de la felicidad.
Nunca hay que arrepentirse, después de arriesgarse solo
quedan dos opciones, aprender o ganar, arrepentirse no está en la lista.
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